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RESILIENCIA: CONSTRUYENDO CIUDADES QUE RESISTEN Y SE RECUPERAN
POR: M. EN I. SEBASTIÁN SERRANO

Cuando hablamos de diseñar estructuras resilientes, muchas veces imaginamos que estas se recuperarán por sí solas tras un desastre. Sin embargo, la resiliencia estructural va mucho más allá de una simple resistencia física:
implica la capacidad de adaptarse, absorber impactos y recuperarse de forma eficaz tras eventos adversos.
En este artículo, exploraremos a fondo el concepto de resiliencia en ingeniería civil y estructural, su importancia en las ciudades modernas y las estrategias para fomentarla.

¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia se define como la capacidad que tienen los organismos vivos, materiales o sistemas para adaptarse a tensiones, perturbaciones o adversidades, recuperando su estado original una vez que cesa la perturbación. No se trata únicamente de resistir, sino de resistir para recuperarse de manera funcional.
En el contexto urbano, la resiliencia es la capacidad de una ciudad para soportar, asimilar y superar crisis de origen natural (terremotos, inundaciones, sequías) o antrópico (contaminación, terrorismo, fallas tecnológicas), minimizando sus impactos y regresando rápidamente a la normalidad.
La historia está llena de ejemplos de civilizaciones que no lograron ser resilientes. Las ruinas de antiguas ciudades egipcias o mayas nos recuerdan que, sin estrategias de adaptación, hasta las sociedades más avanzadas pueden sucumbir.



Casos históricos que enseñan sobre resiliencia (o su falta)

1. Terremoto de Sumatra (Indonesia, 2004)
Un sismo de magnitud 9.1 generó un devastador tsunami. Este evento evidenció que, a pesar de los avances tecnológicos, no comprendemos plenamente el comportamiento de las estructuras ante eventos extremos. La falta de preparación estructural y social amplificó las pérdidas humanas y económicas.



2. Terremoto de Managua (Nicaragua, 1972)
Un sismo de magnitud 6, a tan solo 10 km de profundidad y en pleno centro de la ciudad, derrumbó construcciones deficientes. Sin embargo, aquellas edificaciones diseñadas con tecnologías adecuadas resistieron el evento, demostrando que la calidad estructural salva vidas.



3. Triple desastre de Fukushima (Japón, 2011)
Un terremoto de magnitud 9.0, seguido de un tsunami, provocó el colapso de reactores nucleares en Fukushima. A pesar de haber construido barreras anti-tsunami, nunca se anticipó la magnitud real del desastre. Aproximadamente 150,000 personas fueron evacuadas y la limpieza de residuos nucleares podría extenderse hasta 2051. La resiliencia aquí falló no por falta de previsión parcial, sino por subestimar eventos extremos.



Factores de riesgo que desafían la resiliencia urbana
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) identifica varios factores que incrementan la vulnerabilidad de las ciudades modernas:

• Crecimiento urbano acelerado: A medida que las ciudades expanden su población, el uso vertical (edificios altos) sustituye al horizontal.
• Asentamientos en zonas de riesgo: Muchas comunidades surgen en laderas inestables o áreas propensas a desastres naturales.
• Déficit en planeación urbana: La falta de normativas adecuadas y el incumplimiento de regulaciones de construcción aumentan la exposición al riesgo.
Estos factores, combinados, elevan las posibilidades de colapsos estructurales ante fenómenos naturales.



RESILIENCIA ESTRUCTURAL: MÁS QUE RESISTENCIA, ES RECUPERACIÓN
En ingeniería, la resiliencia no solo implica que una estructura resista un sismo, sino que después del evento siga operativa y funcional. No basta con mantenerse en pie; debe mantener su capacidad de servicio.

Un edificio verdaderamente resiliente:
• Garantiza la seguridad de sus ocupantes durante el evento.
• Minimiza los daños para permitir su uso inmediato o su recuperación rápida.
• Reduce los costos de reparación y tiempos de inactividad posteriores.
La resiliencia, entonces, es certeza en la recuperación, no solo posibilidad de resistir.



ESTRATEGIAS PARA CONSTRUIR RESILIENCIA EN LAS COMUNIDADES
Además del diseño de grandes edificaciones, es fundamental llevar la ingeniería a la gente común. Algunas acciones concretas incluyen:

• Campañas de concientización: Informar sobre riesgos y métodos básicos de construcción segura.
• Talleres de autoconstrucción sismo-resistente: Capacitar a las comunidades en prácticas adecuadas para edificaciones seguras.
• Normativas accesibles: Difundir reglamentos de construcción simplificados y adaptados a contextos locales. Una comunidad informada y capacitada no solo construye mejor: construye futuro.

REFLEXIÓN FINAL
La resiliencia estructural no se limita a diseñar edificios más fuertes: implica entender el riesgo, prepararse para él y recuperarse eficientemente. Es una responsabilidad compartida entre ingenieros, gobiernos y sociedad civil.
En un mundo donde los desastres naturales son inevitables, invertir en resiliencia no es una opción, es una necesidad.
Porque no se trata de resistir… se trata de resistir para volver a vivir.

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